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David Viñas

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David es Licenciado en Filología, se desempeña como profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona, y es autor de Erótica de la autoayuda. En un breve cuestionario enviado por correo electrónico, nos explica por qué los libros de autoayuda tienen tanto éxito comercial.

Por Diego Pereyra.

A su entender, ¿qué significado social tienen los libros de autoayuda?

Yo los veo como un claro diagnóstico de nuestra sociedad actual. Hay libros de autoayuda sobre todos los temas imaginables, e incluso algunos sobre temas inimaginables, y así cubren un amplio abanico de preocupaciones y miedos de la gente de hoy. Esto demuestra también la rapidez y efectividad del mercado: ahí donde detecta un problema, acude veloz con un libro de autoayuda que, por supuesto, hay que comprar. Está claro, pues, que con la autoayuda nos situamos en el campo de la comercialización de las necesidades individuales, ya sean de tipo materialista o de tipo más espiritual.

¿Son una posibilidad real la perfección y la felicidad que prometen los «manuales de autoayuda»?

Lo que está claro es que marcan un ideal de perfección y de felicidad y luego la gente aspira a alcanzarlos. Si no lo consigue, como suele ocurrir, llega la frustración, el malestar, etc. Pero no hay que preocuparse porque luego vendrá algún libro de autoayuda para ayudarnos a salir de ahí. Esto lo digo en broma, pero a la vez muy en serio porque creo que estos libros son un efecto de retroalimentación del mercado bastante perverso: acuden para solucionar una serie de problemas que muchas veces ellos mismos contribuyen a generar. Cuando el ideal de felicidad se impone, se multiplican los problemas derivados de la falta de felicidad, y estos mismos problemas son los que garantizan el éxito de la autoayuda. Se crea así un círculo vicioso del que es difícil salir. ¿Por qué, si no, hay tantos adictos a la autoayuda? Cosa, de hecho, que ya resta toda credibilidad al género, ¿no?

Este tipo de literatura, ¿es una herramienta cultural o un instrumento para moldear nuestros comportamientos y la manera de sentir?

Yo de entrada diría que referirse a los libros de autoayuda como “literatura” es del todo abusivo porque la literatura es otra cosa. Sin embargo, lo que sí es evidente es que desde el sistema de la autoayuda se produce a menudo un acercamiento al sistema literario en busca de ciertos préstamos y, por tanto, en busca de una cierta literariedad. Esto produce un fenómeno de interferencia muy interesante y, a veces, salen de ahí textos ambivalentes, es decir, textos que se dejan leer por dos grupos muy distintos de lectores, aunque cada uno verá en el texto cosas distintas porque lo leen desde intereses y expectativas distintos. “El caballero de la armadura oxidada”, “¿Quién se ha llevado mi queso?”, “El monje que vendió su Ferrari”, etc., son ejemplos claros de todo esto. Pero estas fábulas con pretensiones literarias no son literatura, eso tiene que quedar muy claro. Respecto a si son una herramienta para moldear nuestra manera de sentir, yo estaría muy de acuerdo con esta afirmación y animaría a despertar un espíritu crítico como antídoto. Dicho esto, que la gente lea lo que quiera. ¡Sólo faltaría!

¿Por qué estos libros franquean a todos los sectores sociales: ricos y pobres? (Incluso muchos académicos lo consumen).

Yo no me creo que muchos académicos los consuman. Ya sé que hay lecturas furtivas, lecturas que no se confiesan porque no queda bien. Pero esto tiene más que ver con la lectura de novelas policíacas o con la lectura de best-sellers, no con la autoayuda. Yo he escrito sobre la autoayuda desde el mundo académico y todavía ningún universitario me ha dicho que lea este tipo de libros. De hecho, tampoco les interesa lo que yo pueda decir sobre ellos. Y lo de ricos y pobres, bueno será porque problemas tiene todo el mundo (los ricos también lloran, etc.) y quien hace negocio con este material sensible toma buena nota de todo.

¿Podemos hablar de «honestidad intelectual»? ¿A qué estrategias discursivas se apela?

Dediqué todo un libro a pensar las estrategias discursivas de la autoayuda y no me veo capaz de resumirlo en dos frases. Pero lo de la honestidad intelectual es otro tema, y muy problemático. Sólo diré que ahora mismo yo no tengo claro si la autoayuda es un reflejo claro del mundo problemático en que vivimos o si el mundo se ha vuelto ya tan problemático porque se ha impuesto en él la cultura de la autoayuda.

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