@navarrojar es Periodista y Gerente de Contenidos de los Servicios de Radio y Televisión (SRT) de la Universidad Nacional de Córdoba. Lo conocí en el año 2011, como parte de una actividad académica. En esa oportunidad, me tocó escuchar la particular bienvenida que les daba a jóvenes estudiantes del interior de la provincia, en el marco de las visitas institucionales del multimedio: «Lo más importante para construir un puente entre los medios de comunicación y sus receptores es el afecto».
Jorge es vehemente cuando repasa los diferentes contextos históricos, reflexivo cuando se entremezclan el poder y los medios, y elocuente cuando habla de las producciones televisivas en Córdoba.
Por Diego Pereyra
MEDIOS, COMUNICACIÓN Y PODER
En la actualidad, se ha posicionado a la prensa como la punta de lanza de una disputa entre dos modelos…
No, no es así. En los medios de comunicación, como en la vida misma, no existen y es falsa la dicotomía del todo o nada. Hay infinidad de grises en la realidad. Lo mismo sucede con los modelos socioeconómicos, los modelos culturales, los modelos sociopolíticos etc. En Argentina, este planteamiento de modelos de medios se da porque se enfrentaron dos poderosos. Si uno atiende la historia de los medios de los últimos cincuenta años en América Latina llega a la conclusión (más allá de la pertenencia ideológica que uno pueda tener) de que estos (los medios en América Latina) están en manos de las grandes oligarquías. Cuando digo oligarquías es según el desarrollo económico del país, ¿no? En Argentina, los medios estuvieron en manos de la oligarquía vacuno-terrateniente. La Nación y La Prensa eran representantes de esa oligarquía. La oligarquía en Colombia es cafetal; en Brasil, la representa O Globo etc. Lo que quiero significar es que, en América Latina, los medios están en manos de los sectores de mayor concentración económica. Pero no es que lo medios o son nacionales y populares, o son comerciales.
Este gobierno, el de los Kirchner, fue uno de los que más concentró los medios de comunicación en Argentina. Cuando Magnetto y Kirchner se llevaban bien, acordaron la tenencia del cable por quince años en favor del grupo Clarín. Después se pelean y empieza otra historia. Pero antes de esto, Clarín fue funcional a Kirchner. Uno se pregunta: el grupo Szpolsky, ¿representa a la ideología nacional y popular? No, mentira. Es tan capitalista como Magnetto y compañía. La diferencia está en que representa intereses económicos distintos. Más aún, lo medios de comunicación públicos en Argentina no son públicos sino gubernamentales.
La TV Pública no tiene una dirección colegiada con representación de distintas fuerzas políticas y sociales. No, es un medio gubernamental que responde a los Kirchner y por eso tiene lógica lo de 6, 7, 8. Por lo tanto, no existen dos modelos. Existe un modelo que es hegemónico, capitaneado por las oligarquías y existen medios cooptados por los gobiernos nacionales y populares para contrarrestar a la oligarquía. No hay dos modelos de periodismo o de medios.
Teniendo en cuenta además, que desde sus inicios los medios de comunicación no eran más replicadores de panfletos políticos y religiosos…
La falacia más grande de los medios hegemónicos en Argentina es decir que hay un periodismo que es militante. Señalar a los medios de comunicación progubernamentales como militantes es una mentira. El periodismo en la Argentina se origina con la Gazeta de Mariano Moreno. Y, ¿qué fue la Gazeta? Periodismo más militante que ese no hay. La Revolución de Mayo tuvo periódico. Así, también puede decir que Sarmiento fue periodista. Mitre fundó La Nación. O sea, los medios de comunicación devienen de ideologías y militan esas ideologías e intereses económicos de distinta naturaleza.
Página 12, en su inicio, fue un periódico bancado por sectores que se podrían denominar de centroizquierda. Tenía la intención de atender a una franja ideológica representada por una pequeña burguesía progresista que no tenía espacio en los medios. Eso fue Lanata y Pagina 12. Una incipiente, parcial burguesía nacional que nunca terminó de coligarse. A tal punto que fue bancado por Pymes. Hubo intentos de los partidos comunistas en Argentina, como con el diario La Calle o La Hoja, con tipos como Heller, (banqueros que representan al partido comunista), que financiaron estos medios porque necesitaron un vehículo de expresión.
Sí; a diferencia de lo que antes sucedía, los grandes medios de comunicación eran voceros de. El grupo Clarín no es vocero de. El grupo Clarín es el grupo Clarín. No representa a los grupos concentrados del campo en el país. Es parte de los sectores concentrados del campo. La Expoagro es la expresión genuina de inversiones que el grupo tiene en el campo argentino. Son sus negocios, no es vocero.
Sí; cuando Noble fundó el diario, fue vocero de la burguesía industrial. Clarín representaba a la industria y La Nación al campo. Luego terminó siendo parte de los grupos económicos concentrados.
Sin embargo, alguna vez, se tuvo la idea de que Clarín era el «cuarto poder»…
El cuarto poder existió acá, en Córdoba, con La Voz del Interior cuando era propiedad de la familia Remonda. Era un diario como La Capital de Rosario, como Los Andes de Mendoza. Eran diarios de familias periodísticas. La Voz representaba a la UCR y al electorado no procatólico. Era un diario laico, radical, político, con algún dejo de desarrollismo en su concepción económica. Ese fue el cuarto poder. La Voz del Interior era el equilibrio. El que ponía limites a los grandes sectores económicos de Córdoba, a la política, a la justicia. A mi criterio, fue el mejor periodismo. Era una sociedad que estaba dejando de ser colonial y moderna, y el diario venía a representar el equilibrio. Ahora, si comparamos esa Voz del Interior con este apéndice del grupo Clarín, te diría, que lo del cuarto poder pasó a ser un eslogan.
Hoy, la disputa del poder en el país tiene dos vértices. Uno es el kirchnerismo, es evidente, y otro, el grupo Clarín. El grupo Clarín determina quién es el candidato de la oposición. Primero, intentó imponer a Macri, no llega. Intentó juntar a toda la centro-izquierda (rótulo que no existe), como UNEN y luego, le da manija a Massa, determinando la agenda de la oposición en el país. Por lo tanto, la pelea por la sucesión presidencial está dada por Clarín y los Kirchner.
Qué es más preocupante para la democracia, ¿que Magnetto instale cuál es el candidato de la oposición o que un Jefe de Estado señale con el dedo quién será el candidato del oficialismo?
La diferencia está en que yo voto o no voto a los Kirchner. A Clarín no lo voto ni lo puedo dejar de votar. Con lo cual, en una sociedad democrática, los partidos políticos y los dirigentes políticos pueden ser autoritarios, hegemónicos, poco transparentes, pero, cada dos años, tienen el veredicto de la gente. Si está de acuerdo o no está de acuerdo. Clarín no tiene veredicto. ¿Por qué? Porque se transformó en un oligopolio. A tal punto, que impuso la mentira que la gente, con el control remoto, puede determinar algo. No determina nada.
Clarín, cuando se quedó con Papel Prensa (más allá de cómo lo hace), hizo que algunos diarios tengan que salir a comprar papel al extranjero. En esa época, vivía en La Pampa, y trabajaba en diario La Arena (en sus orígenes, fue socialista democrático, diario antiperonista, enfrentado con el gobernador Marín). Al diario, comprarle el papel a Papel Prensa le costaba el doble de lo que se le cobraba a Clarín. Por lo tanto, era imposible poder sostenerse.
Este oligopolio que impone agendas, por ejemplo Córdoba, que mira Canal 12, escucha radio Mitre y lee La Voz del Interior, tiene una sola línea editorial. De este modo, si arreglaron con Mestre, Mestre es alto, rubio y buenmozo. Si Mestre no le pone pauta, entonces está rodeado de jóvenes corruptos que hay que destruirlos. ¿Me explico?
Por lo tanto, no es más peligroso un gobierno hegemónico, como el de los Kirchner, porque con el voto, en algún momento, lo voy a sacar. Por eso la Ley de Medios.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y CULTURA
A pesar de tener claro los intereses de unos y otros, ¿cuáles son los riesgos (sociales) de este escenario de «determinación ideológica»?
Con la excepción de muy pocos casos en la historia de la humanidad de los últimos años; con la excepción del nazismo, del socialismo real, el comunismo soviético, los pueblos, en general, no se suicidan. Siempre hay alternativas. Hoy la alternativa es Internet, Twitter, Facebook, etc. Por eso, las primaveras árabes. Es imposible que a Mubarak pudiera alguien derribarlo en Egipto sino hubiera sido por movimientos como los que se generaron en las redes sociales. Por eso, a pesar de esta hegemonía terrible que soportamos, todo está cada vez más relativizado. Por ejemplo, Tinelli fue el paradigma de la hegemonía mediática de la tilinguería. Creo que Tinelli es el hacedor más importante de la televisión argentina de los últimos veinte años. Un tipo brillante. Pero obviamente para sus intereses económicos. No hago juicio de valor sobre eso. Pero hizo de la televisión, la tilinguería más absoluta. Como lo fue Gran Hermano. Sin embargo, hoy, Tinelli pierde. Pierde frente a novelas brasileras. Lanata pierde frente a Master Chef.
Digo, por su producción, por su realización, por su estética y porque es el único programa federal en serio, el mejor programa, hoy, es Cocinero Argentino. Representa la comida y la cosmovisión de todos los rincones del país de una manera excepcional. Si a ese programa lo sacas de la TV Pública y lo pones en Telefé, estaría al tope del rating. A tal punto, que este programa de chef del domingo a la noche vence a Lanata.
A tal punto cae el hegemonismo mediático, que al quedarse sin argumentos, acumula lo viejo en el grupo Clarín. Acumula a Lanata y Legrand que ya fueron, y a Tinelli que va siendo. Se les terminaron las ideas.
O sea, ¿Tinelli o Gvirts no podrían repetir la experiencia de Orson Wells?
No, para nada.
Digo, porque de todos modos estamos hablando de Master Chef, programa norteamericano replicado en España y ahora acá…
No importa. Lo interesante es que siempre hay alternativas. Te cuento la discusión que se da en un medio público universitario como este. ¿Cómo Canal 10 va a tener un programa como Mentes Salvajes? Y por qué no, me pregunto. Formato norteamericano y traído a la Argentina por Petinatto. Mis hijos, de 33, 30, 29 y 17 años no ven la televisión pública abierta. Sí, ven Canal 10 porque su padre trabaja acá y por ahí sirve de excusa para poder charlar conmigo en el almuerzo o la cena. Pero, ¿qué ven ellos? Ven los top show de EE. UU. Ven Friends, ven Discovery Channel, documentales o grandes series en HBO. Por lo tanto, si pretendo tener parte de mi audiencia, que debe ser plural, diversa, de distintas franjas etarias, y condiciones sociales y culturales etc. tengo que armar un programa como Mentes Salvajes. Además, pongo al periodista más creíble que tiene la casa (más allá de cualquier valoración). Agarro a Tomás Méndez, el tipo de mayor rating, de mayor impacto público y lo pongo en el prime time del 10, en un programa de zonceras.
Cuando lo «inventé», más allá de que he tenido presupuesto, puse a Raies y a Artime (que son el campeón del automovilismo cordobés y uno de los jugadores de futbol más queridos en la ciudad) y a quien inventó el radioteatro en Córdoba, como es Ana María Alfaro. ¿Qué es esto? Armé un top show para que un sector me vea.
Me critican mucho al programa Insensatos. Pero, con Insensatos, llego a los sectores populares de Córdoba. ¿De qué me hablan? Me hablan de fútbol y me hablan de los puteríos de la televisión. O sea, cuarteto, fútbol, televisión. ¿Por qué no voy a ofrecerles algo a estas audiencias más populares, con menos desarrollo intelectual y con necesidades de TV pasatista? ¿Por qué voy a poner en el 10 productos de los que sé que ellos no van a consumir? Otros canales no tienen nada de esto.
Tenemos Zona Política; otros canales no tienen programas de política, Justicia Legitima que es el debate sobre los grandes hechos policiales y judiciales. Acabamos de sacar Informe Zoom, un programa de investigación. Tenemos ADN, que derriba a gabinetes enteros. Este canal tiene todo esto y tiene universidad abierta.
Paradójicamente, ningún otro noticiero de Córdoba refleja más la necesidad de sectores en situación de inclusión o de jóvenes en conflictos con la ley. Y sin embargo, a estos noticieros los ven más los sectores de clase media alta que la clase baja, que ve Canal 8 y ve Canal 12.
¿Acaso no tenemos razón suficiente como para interpretar lo que nos dicen desde los medios?
La cuestión, me parece, está en lo siguiente. Tobi ha sido uno de los presentadores informativos más importantes en la historia de Córdoba, pero ya está. De todos modos, mi tía Arminda (de 86 años), que me quiere mucho, cuando la voy a visitar, me dice: te soy infiel. Ella, va a ver a Tobi incondicionalmente hasta su muerte. Esa empatía, entre Tobi y mi tía, solamente uno la puede asumir si entiende que Tobi logró el lenguaje del sentido común. Yo nunca podría tener el lenguaje del sentido común. En los almuerzos familiares, discuto con mis primos, mis amigos y mis hermanos, sobre la pena de muerte, sobre cuántas cárceles debemos hacer en el país, sobre los morochos que usan moto y los detienen a cada rato. Tobi representa ese sentido común. Yo no podría hacerlo porque sé, (y como estoy en un medio público y me considero un servidor público) y este debería ser un servicio público, no puedo agregarle mayor sentido común de reacción a mis parientes y a mis amigos. Si yo los quiero y forman parte de mi vida, ¿cómo voy a alimentar esa concepción retrógrada, reaccionaria, que además va en contra de sus propios intereses?
Si no hay programas de inclusión social, si a los chicos que no trabajan ni estudian no los recuperamos nunca, si no hay dinero para las escuelas urbano-marginales. ¿Qué hacemos con los pobres? ¿Qué es más inseguro? ¿Un código penal que no tenga la pena de muerte o políticas públicas que no contemplen la inclusión de esos chicos? No tienen la culpa de haber nacido donde lo hicieron. A los míos les digo: ustedes nacieron acá, pero, ¿qué pasa si hubieran nacido en San Vicente? O en Colonia Lola, en Altamira, en Barrio Acosta. O, en lugar de haber tenido un padre periodista, hubieran tenido un padre que vende droga en un quiosco, que es un narquito al menudeo. ¿Qué culpa tendrían en ese caso? En una familia en la que no hay sentido de la cultura, ni de la educación, que casi no sabe ni leer, ni escribir, que han estado desocupados durante años, ¿qué cultura del trabajo y de las responsabilidades sociales pueden tener?
Sin embargo, tienen una pantalla de DIRECTV que les dice, como les dice a mis hijos, ¡tenés que usar zapatillas Nike! Entonces, se los planteo. ¿Hoy podés tener unas zapatillas Nike? Y sí. Pero el papá de él no. Entonces, ¿qué hace este padre si la televisión le dice que sin las zapatillas Nike nada es posible? Sale a robar. ¡Ojo! yo no defiendo a nadie. Lo que estoy diciendo es que la clase media en el país, mi tía Arminda, que ve a Tobi, que le refleja un discurso de sentido común, debería tener, por lo menos, una alerta de autodefensa. Porque alguna vez salís de tu casa, vas a la verdulería, llevás un bolso y pasa un pibe en moto y te arrebata. O llegaste tarde y abrís el garaje, y si Mestre no te puso la luz del alumbrado público en tu cuadra es más difícil la seguridad. Con lo cual, deberías pensar que otras políticas públicas deberían contemplar esas situaciones.
Porque además, por ejemplo, los que hoy hacen el servicio militar no provienen de las clases medias altas. Ni siquiera de las clases medias. Más aún, el 95 % de las fuerzas policiales y de seguridad provienen de los mismos sectores sociales estigmatizados como causantes del delito. Entonces ¿de qué hablamos?
Respecto del vínculo de Arminda con los medios, se me ocurre, y porque tengo fresca la referencia que se hizo hace una semana de la TV como una caja boba, en cierto modo, los estados, ¿no se nutren electoralmente de esos ciudadanos adecuados por los medios al consumo, a la política-espectáculo, al eterno presente, a la saturación de imágenes?
Lógico que les sirve. Y de paso, quiero hacer una aclaración. Es mentira que la televisión es el padre de todos los males. Es mentira que el grupo Clarín es el padre de todos los males. Y por último, digo que Cristina Fernández de Kirchner es la que menos se debe rasgar las vestiduras en la utilización de los grandes medios de comunicación. Porque es a mi criterio, una de las mejores comunicadoras que el poder ha dado en la historia política del país en los últimos tiempos. Para mí, hubo dos: Alfonsín y Cristina Fernández. Para las clases populares, uno: Menem. Pero Cristina Fernández utiliza los medios como ningún otro.
Se generó una discusión sobre la cadena nacional. ¿Está bien que lo haga? Por supuesto que está bien. Lo que no está bien es que use Canal 7 como si fuera el canal del gobierno. Como 6, 7, 8 no debería ser lo que es. Obviamente, en Córdoba, estamos estigmatizados como el canal kirchnerista, y radio universidad es la radio kirchnerista y los SRT son kirchneristas. La realidad es que desde el punto de vista ideológico la mayoría de mis periodistas no son kirchneristas. Peor aún, muchos son antikirchneristas. Pero nadie puede decir que Maldonado, en Zona Política, haga kirchnerismo. Galfré no es kirchnerista. Si alguien me dice que Tomás Méndez es kirchnerista, yo soy una monja.
ADN, ¿voltearía a un gabinete kirchnerista?
ADN voltea lo que quiere. Si hay un programa que se define como apolítico es ADN. Mi discusión con Tomás es que hace demasiada antipolítica. Él debe acusar a los funcionarios corruptos, señalar las deficiencias del gobierno, etc. pero no podemos hacer antipolítica. Mi hijo mayor, Martín, casi 33 años, no cree en nadie. Desprecia la política y no participa en nada. Estudia y labura. Pero trato de hacerle ver que tiene un problema. ¿Por qué? Porque alguien decide. El está decidiendo que otros decidan por él. Porque alguien decide cuánto le van a cobrar el boleto de colectivo hasta la facultad. Para personajes como Martín, la antipolítica sienta bien. ¿Por qué? Porque total son todos unos ladrones. Pero nadie le puede decir a Tomás Méndez que es kirchnerista.
No miro ADN y debo reconocer que es inevitable no saber qué sucede después de cada emisión del programa, pero quiero decir, a mi entender, viene a reivindicar al periodismo de investigación, en tanto y en cuanto, en los últimos tiempos, se nos había puesto difícil distinguir lo que respondía a una investigación de lo que tenía que ver más bien con filtraciones gubernamentales interesadas…
Si, obvio. ¡Operaciones! ¡Por Dios! Hay infinidad de operaciones. Operaciones del gobierno y operaciones de los grandes medios. Por ejemplo, Perón llega al poder con la fórmula «Braden o Perón». Braden era el embajador de los EE. UU. en Argentina. Digo, el eslogan no mencionaba a los candidatos presidenciales de la alianza Unión Democrática, representada por Tamborini y Mosca. El peronismo siempre tuvo, a diferencia del radicalismo y otras fuerzas políticas del país, la excelente visión de definir el adversario, corporizarlo en una persona, en un eslogan, en una situación que polarizara a la sociedad y que fuera sencillamente comprensible por la inmensa mayoría.
Por lo tanto, Cristina definió su adversario. ¿Quién era su adversario? ¿Binner? ¿Macri? ¿Cobos? No. El adversario es Clarín. Ni siquiera Massa que no lo nombró nunca. Al gobierno le conviene esta pelea con Clarín. Pero recién cuando pase la hojarasca, sabremos si el grupo Clarín continúa teniendo el poder hegemónico que tiene. Seguro no lo tendrá en la dimensión actual, pero al gobierno se le van a acabando los argumentos de excusas.
La Ley de Medios es mucho más que el grupo Clarín. Para ser aprobada, el gobierno tuvo que aceptar cosas que no le hubiera gustado aprobar. El gobierno todavía nos debe a los argentinos el plan director de frecuencias. Porque el gobierno todavía no sabe quiénes son los titulares de frecuencias de radio y televisión en Argentina. Eso impide que se llame a concurso para la distribución del espectro. La Ley de Medios dice: 33 % medios públicos, 33 % de medios comerciales y 33 % medios de organizaciones sociales, iglesia católica etc. no gubernamentales. Pero, para poder distribuir el espectro, tiene que saber quién es quién. Todavía, después de cuatro años de la ley, esto está pendiente. Tiene que haber una ley para transparentar la publicidad oficial. Tiene que haber una ley de acceso a la información y este gobierno todavía restringe el acceso a información que infinidad de medios y periodistas le piden. Mi impresión es que hace falta mucho por hacer.